Salud

Nuestra piel es digna de un premio de arquitectura

Como una pared viva, nuestra piel puede proteger nuestro cuerpo de las influencias ambientales y de la pérdida de humedad. La capa más externa de la piel y una fina película de agua y lípidos ayudan a hacer el trabajo. Pero si esta barrera protectora se debilita, la piel perderá más y más humedad y se volverá seca.

Una casa es tan fuerte como sus paredes. Este principio también se aplica a nuestro cuerpo, con la piel como límite entre el interior y el exterior. Consiste en varias capas que nos protegen eficazmente de las influencias ambientales. La capa más externa de la piel -la capa córnea (estrato córneo)- y la película hidrolipídica encima de ésta, son especialmente decisivas para prevenir la pérdida de humedad.

La capa callosa se asemeja a una pared de ladrillo cuidadosamente colocada, con las células córneas funcionando como "ladrillos".

Las células están unidas entre sí por una mezcla de lípidos, al igual que el mortero entre los ladrillos de una pared. Los factores naturales de hidratación (NMF) también juegan un papel importante. Son sustancias que atraen y retienen el agua, y también están presentes en la fina película que cubre la capa córnea. Esta llamada película hidrolipídica es una mezcla de agua y lípidos, compuesta principalmente de nuestro sudor y sebo.

El alto contenido en lípidos, la estructura compleja de nuestra piel y sus factores naturales de hidratación - esta interacción única se asemeja a una obra maestra de la arquitectura. Asegura que nuestra piel no pierda demasiada humedad.  

 

Hay muchas razones por las que nuestra piel se vuelve seca

La piel seca ocurre en la mayoría de los casos cuando el cuerpo no produce suficientes lípidos. Entonces la maravilla arquitectónica de la piel puede desequilibrarse. Pierde la capacidad de almacenar la humedad eficazmente, la piel se vuelve áspera o agrietada. Comienza a sentirse apretado y sus defensas naturales se debilitan.