
Reforzar el vínculo con el bebé mediante masajes
Consejos inspiradores para masajear a tu bebé
Los bebés exploran el mundo a través del tacto. A través del tacto, se conocen a sí mismos y al mundo que les rodea. Un suave masaje los ayuda a familiarizarse con su propio cuerpo. Este contacto consciente piel con piel también transmite amor, confianza y seguridad.
El masaje refuerza el vínculo entre padres e hijos
El masaje suave refuerza el vínculo entre padres e hijos y puede ser relajante tanto para el bebé como para los padres. Carolina, partera de Weleda, nos ofrece inspiradores consejos sobre el masaje del bebé. Es importante recordar que cada bebé es único y que debemos tener en cuenta sus gustos y aversiones particulares. Si a un bebé no le gusta el masaje en una parte del cuerpo, hay que omitirlo y centrarse en las partes del cuerpo en las que el bebé disfruta. De este modo, los padres llegan a conocer mejor a sus hijos y señalan que se respetan sus necesidades.
Por qué los masajes son buenos para los bebés
La piel de un recién nacido es muy sensible. Conecta el mundo interior del pequeño con el exterior. Después de nacer, los bebés son especialmente sensibles a los estímulos externos, todos ellos nuevos y desconocidos. Los bebés perciben intensamente el tacto, la temperatura y los distintos materiales a través de la piel. El masaje los abraza y protege, al tiempo que refuerza su sentido de la autoconciencia física. El tacto suave estimula su respiración y su función cardiaca, y ayuda a aliviar los gases y el aire atrapados. El masaje como ritual puede mejorar las rutinas diarias y nocturnas y ayudar a los niños a calmarse.
Percibir las señales del bebé y reaccionar en consecuencia fomenta la comunicación y la sensibilidad. Esto influye positivamente en el desarrollo del vínculo padre-hijo. Al experimentar emociones positivas, por ejemplo a través del contacto piel con piel, los masajes o la lactancia, el cuerpo libera oxitocina. Esta hormona crea un vínculo emocional entre padres e hijos.
El masaje infantil es una forma maravillosa de transmitir al bebé calidez, confianza y sensación de seguridad, y de intensificar el contacto afectuoso piel con piel.
El momento adecuado para un masaje
Los padres no deben sentir miedo de equivocarse al masajear a su bebé. No es necesario seguir instrucciones precisas. Lo importante no es la duración exacta ni la secuencia de los movimientos, sino que tanto el bebé como la persona que le da el masaje se sientan cómodos. Los suaves movimientos de masaje pueden integrarse fácilmente en los cuidados diarios del bebé, por ejemplo al cambiarle los pañales. Lo mejor es calentar el aceite en la palma de la mano antes de cada movimiento de masaje. Las caricias cálidas e intencionadas refuerzan el vínculo afectivo y tienen efectos positivos en el bebé.
Los masajes ritualizados pueden ayudar al bebé a adaptarse a este proceso y anticipar lo que va a ocurrir, lo que le da sensación de seguridad. Un masaje con caricias hacia dentro (hacia la parte central del cuerpo) es más estimulante y puede integrarse bien en la rutina de cuidados matutinos. Un masaje con movimientos hacia fuera tiene un efecto más relajante y puede utilizarse como cierre gradual del día. El momento ideal para un masaje debe determinarse en función de las señales del bebé: si ya parece cansado, no es buena idea lanzarse a un masaje estimulante.
Consejos útiles para masajear al bebé
Con estos consejos de las parteras de Weleda, los padres pueden dar a sus hijos una sensación de seguridad e integrar fácilmente el masaje para bebés en su rutina diaria:
- Los bebés pueden recibir masajes desde que nacen.
- Durante el primer año de vida, los bebés sólo deben desnudarse por completo si están en un ambiente muy cálido (alrededor de 24 grados centígrados). De lo contrario, sólo se debe exponer la zona concreta que se va a masajear. Las zonas del cuerpo ya masajeadas pueden cubrirse con un pañal de tela.
- Evitá los masajes inmediatamente después de las comidas si tu bebé tiende a regurgitar.
- En los primeros días después del nacimiento, son adecuados los movimientos suaves de caricia; al cabo de unos días puedes convertirlos en un masaje propiamente dicho.
- Para transmitirle una sensación de seguridad, apoya una mano sobre el bebé mientras la otra realiza los movimientos del masaje.
- A los niños les suele resultar agradable realizar movimientos lentos y rítmicos.
- Los bebés no necesitan móviles ni otros juguetes que les distraigan durante el masaje. Lo mejor es masajear al bebé en una habitación tranquila, silenciosa y con luz tenue.
- Las toallas colocadas bajo la cabeza y las rodillas del bebé sujetan los contornos naturales del cuerpo, fomentando el confort y la sensación de seguridad. Se puede colocar una toalla enrollada alrededor del niño en semicírculo para formar una barrera protectora o nido.
- A algunos niños les gusta un masaje tranquilo, otros disfrutan de un acompañamiento rítmico mediante canciones o tarareos.
- El masaje debe durar tanto como usted y su hijo se sientan cómodos.
Los bebés necesitan horarios y rituales
Los órganos de la madre, especialmente los latidos del corazón, proporcionan calor y ritmo a través de sus sonidos y crean el entorno acústico del feto. Después del nacimiento, esta sensación de ritmo puede continuar en la rutina diaria. Establecer ciertos rituales de cuidado del bebé puede ayudar al niño a anticiparse y adaptarse a las actividades diarias. El masaje del bebé es uno de esos rituales que pueden favorecer este sentido del ritmo.
Aceite adecuado para masajes de bebés
La piel de un recién nacido aún no está completamente desarrollada. El manto ácido de la piel y las glándulas sebáceas y sudoríparas tardan un tiempo en adaptarse a su función fuera del útero. A diferencia de los aceites sintéticos, los aceites vegetales puros tienen una estructura similar a la de la piel humana. Un aceite vegetal natural como el Aceite de Caléndula para Bebés es ideal para el masaje del bebé. Con su extracto de flores de caléndula, cuida y protege suavemente la piel sensible. Esto permite que la piel desarrolle gradualmente su función de capa protectora.